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AGRICULTURA

Aceites casi medicinales: una zona del Pirineo de Lleida atesora 6 especies autóctonas de olivo con alta presencia de polifenoles

Se trata de un compuesto químico de propiedades terapéuticas

El Pallars atesora 6 especies autóctonas de olivera cuyo aceite es casi medicinal

El Pallars atesora 6 especies autóctonas de olivera cuyo aceite es casi medicinal

Lleida

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Seis de las 15 variedades autóctonas de olivera que los trabajos del ayuntamiento de Tremp, el IRTA y la Associació de Productors d’Oli del Pallars han permitido localizar y recuperar en el Pallars Jussà se encuentran entre las que ofrecen en toda Europa una mayor presencia de polifenoles, un compuesto químico de propiedades medicinales.

El Pallars Jussà atesora quince variedades de oliveras autóctonas de las que seis dan olivas cuyo aceite tiene unas características cercanas a lo terapéutico. “Salen con polifenoles muy altos. Son prácticamente medicinales y con sabores muy del gusto del mercado”, explicó Dolors Etxalar, técnica de Promoción Económica del ayuntamiento de Tremp, al presentar en el Congrés de Repoblament de Catalunya el proyecto de la Associació de Productors d’Oli del Pallars Jussà, una de las patas del desarrollo agroalimentario de la comarca y su capital junto con otras como Al teu gust o Tot al Pallars.

Los polifenoles son unas sustancias químicas cuyas moléculas tienen más de un grupo fenol, unos compuestos antioxidantes presentes en algunos frutos vegetales, como la oliva, la mora, la uva o el arándano, y cuya ingesta tiene efectos beneficiosos para la salud humana: son antioxidantes, retrasan el envejecimiento celular, protegen los vasos sanguíneos y ralentizan el deterioro neurológico.

El rastreo de variedades de olivera iniciado en 2016 dentro del programa Al teu gust con la colaboración del IRTA llevó a la detección en el Pallars de 30 especies distintas. Catorce de ellas resultaron ser autóctonas. Y, de estas, cinco (Cua de cirera, Grossal, Llargueta, Masanell y Negral), consideradas , presentaban dos características particulares: sabores picantes y amargos, algo muy del gusto del mercado gourmet, y una presencia inusualmente elevada de polifenoles, a la altura de los mayores índices detectados en Europa y localizados, hasta ahora, en Italia y ocasionalmente también en Galicia.

Los niveles más elevados se dan en la Cua de cirera, aunque con permiso de la Primerenca de Sant Martí, que se ha añadido a la lista de las variedades autóctonas y pero que todavía no figura en el catálogo de variedades de Olipallars porque su planta, muy escasa, está en fase de recuperación.

Los técnicos atribuyen la elevada presencia de polifenoles al estrés que sufren los árboles por la combinación de la altitud, la sequedad y las horquillas térmicas (16º ayer, casi 20º el lunes) que se dan en el Jussà.

Un sector en crecimiento que recupera las variedades del país

El sector aceitero atraviesa una fase de crecimiento en el Pallars Jussà, donde la Associació de Productors d’Oli tiene 83 socios (eran 30 en 2016), 10 empresas envasan aceite y hay un molino operativo en Gavet de la Conca y otro en Aramunt con un proyecto de recuperación que cuenta con una ayuda de 200.000 euros. Las prospecciones de variedades, iniciadas en 2016, han llevado a localizar 30 especies de olivera, 15 de ellas autóctonas. Estas últimas han sido localizadas en fincas, algunas en explotación y muchas de ellas antiguas y ya abandonadas. 

El proceso de recuperación y el cultivo de nuevos plantones se realiza en un vivero ubicado en las inmediaciones del embalse de Terradets del que se encarga la Escola Agrària del Pallars. Los trabajos de investigación ha ido aportando sorpresas como la comprobación de que variedades no autóctonas y cuyo cultivo es habitual en el llano, como la arbequina, ofrecen buenos rendimientos a entre 600 y 800 metros de altitud y que, por la combinación de ese factor con otros como la pluviometría y la amplitud del arco térmico, la presencia de polifenoles en el aceite que sale de prensar esas olivas se dispara y resulta mucho más elevado que en el sur de la demarcación. En esos algo más de ocho años, entre 2016 y 2025, la superficie dedicada al cultivo de la olivera ha pasado de 250 a 800 hectáreas, muchas de ellas con variedades autóctonas.

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