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El apagón masivo del 28 de abril, del que ya se conoce el origen (una caída energética de una central fotovoltaica de Extremadura) pero no las causas, ha sido un evento histórico para España y Portugal. Durante las primeras horas no fue fácil que la información llegara a la ciudadanía por los problemas de conexión en unos tiempos en los que todo está electrificado. No obstante, en solo un par de días, el incidente ha llenado los medios y redes sociales de términos nuevos y expertos. Cuando la electricidad se cortó de súbito el lunes a las 12:33 horas exactamente, nadie pensó primero en una suspensión generalizada. Todo el mundo apuntó a un problema doméstico o de la empresa de trabajo. Si acaso del barrio o del municipio. Pero la interconectividad, la poca que quedaba en esos momentos, permitió ampliar la perspectiva: estaba ocurriendo lo mismo en todo el estado, en toda la península y en Francia se registró también un breve apagón de apenas unos minutos, según el operador francés RTE, lo que provocó que de forma automática el país galo se aislara de la red ibérica para no padecer también un fundido de electricidad. A partir de ahí, Red Eléctrica, la empresa participada por el Estado que tiene la exclusividad de almacenamiento y distribución de toda la alta tensión en el estado, comenzó a inyectar energía desde varios puntos, Francia y Marruecos incluidos, para restablecer el suministro. No se podía hacer con la misma rapidez que se había cortado por miedo a que alguna subestación fallara. Por tanto, se hizo por fases y en un máximo de 12 horas el suministro se restableció. A partir de ahí, y por falta de transparencia o ignorancia del Gobierno y Red Eléctrica, se desataron todo tipo de hipótesis, desde el ciberataque hasta la codicia de algunas operadoras que querrían perjudicar o beneficiar a ciertas energías alternativas, desde las verdes a las centrales nucleares. A día de hoy pues, la comunidad de expertos cualificados está de acuerdo en que el origen radica en dos pequeñas centrales fotovoltaicas del suroeste español, pero en ningún caso origen es sinónimo de causa, porque también todos ellos coinciden en que la red ibérica es moderna, suficiente y tecnológicamente robusta. Por tanto, algo extraño o sistémico ha pasado y estamos en el mismo sitio que el primer día, sabemos qué pasó y dónde se originó pero no el porqué. En cuanto a la comunicación a la ciudadanía está claro que el gobierno central tardó seis horas en informar y que su comparecencia para tranquilizar a la población debió ser inmediata y no posterior a Red Eléctrica. En cuanto a la Generalitat, se limitó a repetir lo que previamente decía la istración central sin pautas ni información propia y cada ayuntamiento actuó según sus necesidades y aptitudes. En resumen, seguimos sin saber el detonante del apagón para evitar que se repita y depurar responsabilidades.

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